Meditación budista y neurociencia:
Tomando como punto de partida el artículo titulado
Cerebro budista, publicado ayer en El Mundo, he
buscado información en la red acerca de las
investigaciones que los científicos han venido
realizando sobre la forma en que la meditación
practicada por los monjes budistas puede alterar la
mente humana. No estoy capacitado para pronunciarme
sobre la seriedad y el alcance de todo esto. Me parece
algo curioso y me limito a cortar y pegar lo que he
encontrado.
Cerebro budista
Por América Valenzuela El Mundo (15/01/05)
La meditación y la disciplina mental pueden cambiar el
modo de trabajar del cerebro. A los monjes budistas la
meditación les permite alcanzar niveles de consciencia
inusuales gracias a la creación de conexiones
neuronales que no existen en los individuos que no
suelen realizan prácticas contemplativas.
Así lo han comprobado los investigadores de la
Universidad de Wisconsin-Madison (EE UU) que desde
1992 llevan a cabo un estudio en colaboración con el
actual Dalai Lama y otros monjes budistas muy
experimentados en el arte de la meditación.
Los últimos resultados de este estudio, liderado por
los neurocientíficos Antoine Lutz y Richard Davidson,
han sido publicados en la revista Proceedings of the
National Academy of Sciences.
Hasta ahora fenómenos como la paz interior y la
serenidad adquiridos a través de la meditación se
interpretaban recurriendo a fuerzas metafísicas. Hoy,
gracias a este estudio, los efectos de estas prácticas
se han traducido al lenguaje científico
Para saber qué es la neurociencia: Sociedad española
de neurociencia
Budismo y neurociencia
Artículo de Jesús García Herrera para Acento
La colaboración entre Budistas y neurocientíficos ha
producido la información más reciente, hasta la fecha,
en el estudio de las emociones. Los Budistas fomentan
la meditación de los estados mentales virtuosos que se
dice promueven el bienestar tales como la compasión,
la alegría, la bondad, la benevolencia y la
amabilidad. Este es un abordaje radicalmente diferente
de la sicología occidental, la cual se enfoca
principalmente sobre los estados mentales negativos,
como son el coraje, el miedo, o la depresión. Un
número creciente de psicólogos occidentales están
investigando el potencial del entrenamiento en la
meditación Budista para cambiar el cerebro a estados
emocionales positivos
Leer artículo completo
The Monk in the Lab
Artículo de Tenzin Gyatso (XIV Dalai Lama) para New
York Times
It may seem odd that a religious leader is so involved
with science, but Buddhist teachings stress the
importance of understanding reality, and so we should
pay attention to what scientists have learned about
our world through experimentation and measurement.
Similarly, Buddhists have a 2,500-year history of
investigating the workings of the mind. Over the
millenniums, many practitioners have carried out what
we might call “experiments” in how to overcome our
tendencies toward destructive emotions.
I have been encouraging scientists to examine advanced
Tibetan spiritual practitioners, to see what benefits
these practices might have for others, outside the
religious context. The goal here is to increase our
understanding of the world of the mind, of
consciousness, and of our emotions.
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Actualización: en el primer comentario de este post
está la traducción completa de este artículo del
Dalai. Gracias.
Long-term meditators self-induce high-amplitude gamma
synchrony during mental practice
Por si alguien se siente capacitado para profundizar
seriamente en el tema, enlazo el artículo a cargo de
Antoine Lutz, Lawrence L. Greischar, Nancy B.
Rawlings, Matthieu Ricard y Richard J. Davidson,
publicado en la revista PNAS (Proceedings of the
National Academy of Sciences), a que se hace
referencia en el artículo de El Mundo. Para mí es
demasiado. Leer artículo completo
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COMENTARIOS VARIOS:
Comentarios a “Meditación budista y neurociencia”
Por Anonymous a Ago 29, 2005 | Responder
Traducción del artículo del Dalai Lama “El monje en el
laboratorio”, publicada en El Mundo
A mi entender, existen en la práctica fórmulas para
que todos nosotros, cada uno en la esfera individual,
modifiquemos nuestros impulsos peligrosos, los
impulsos que colectivamente pueden conducir a la
guerra y a la violencia a gran escala. La mejor prueba
que puedo aportar no son sólo mis prácticas
espirituales y el mejor entendimiento de la existencia
humana de acuerdo con la enseñanzas budistas sino,
ahora también, el trabajo de los científicos.
Durante los últimos 15 años, he participado en una
serie de conversaciones con científicos occidentales.
Hemos intercambiado puntos de vista sobre diferentes
temas: desde la física cuántica y la cosmología hasta
la compasión y las emociones destructivas. He llegado
a la conclusión de que, si bien los descubrimientos
científicos permiten un entendimiento más profundo de
cuestiones tales como la cosmología, parece que las
explicaciones budistas -especialmente, en las ciencias
del conocimiento, de la biología y del cerebro- son
capaces, en determinadas ocasiones, de aportar una
nueva forma de contemplar sus propias especialidades a
científicos formados en las técnicas occidentales.
Puede parecer extraño que un líder religioso se
implique hasta tal punto en temas científicos, pero
las enseñanzas budistas insisten en la importancia de
comprender la realidad, y ésa es la razón por la que
deberíamos prestar atención a lo que los científicos
han aprendido acerca de nuestro mundo mediante la
experimentación y la medición.
De manera semejante, los budistas cuentan con una
historia de 2.500 años de antigüedad en la
investigación de los mecanismos de la mente. A lo
largo de milenios, muchos budistas practicantes han
realizado lo que podríamos llamar experimentos sobre
la forma de superar nuestras tendencias hacia las
emociones destructivas.
He animado a muchos científicos a que examinaran las
prácticas espirituales tibetanas más avanzadas para
comprobar los beneficios que dichas prácticas pueden
tener para otras personas fuera del contexto
religioso. El objetivo es mejorar nuestra comprensión
del mundo de la mente, de la conciencia y de nuestras
emociones.
Esa es la razón por la que he visitado el laboratorio
de neurociencias del doctor Richard Davidson en la
Universidad de Wisconsin. Mediante aparatos que
producen imágenes para mostrar lo que ocurre en el
cerebro durante la meditación, el doctor Davidson ha
tenido la oportunidad de investigar los efectos de las
prácticas budistas en el ejercicio de la compasión, la
ecuanimidad o la capacidad de percepción. Durante
siglos, los budistas han estado convencidos de que el
ejercicio de tales prácticas vuelve a las personas más
tranquilas, más felices y más amables. Al mismo
tiempo, las personas son cada vez menos propensas a
las emociones destructivas.
Según el doctor Davidson, contamos en la actualidad
con conocimientos científicos que permiten sostener
tales convicciones. Davidson me ha dicho que la
aparición de emociones positivas puede deberse a que
la meditación trascendental refuerza los circuitos
neurológicos que aportan serenidad a una parte del
cerebro que actúa como disparadero del miedo y la
cólera, lo cual sugiere la posibilidad de que
dispongamos de una fórmula con la que crear una
especie de amortiguador entre los violentos impulsos
del cerebro y nuestros actos.
Ya se han llevado a cabo algunos experimentos que
demuestran que los practicantes de las técnicas
budistas son capaces de alcanzar un estado de paz
interior, incluso cuando tienen que hacer frente a
circunstancias extremadamente perturbadoras. El doctor
Paul Ekman, de la Universidad de California, me ha
asegurado que ruidos de lo más horrísono -tan fuertes
como el de un disparo, por ejemplo- no conseguían
alterar el ánimo del monje budista que se sometió a su
estudio. El doctor Ekman afirmó que nunca había visto
a nadie más que permaneciera tan tranquilo en
presencia de tan grave perturbación.
Otro monje, abad de uno de nuestros monasterios en la
India, se sometió a un experimento del doctor Davidson
que medía sus ondas cerebrales mediante
encefalogramas. Según el doctor Davidson, el abad
registró un volumen de actividad en las áreas del
cerebro que se asocian con emociones positivas que
nunca antes apreció en ningún otro paciente.
Por supuesto, los beneficios de tales prácticas no se
limitan sólo a los monjes que pasan meses y meses
seguidos de meditación en retiro. El doctor Davidson
me comentó sus investigaciones con personas que
trabajaban en ocupaciones generadoras de un alto grado
de tensión. A estas personas, que no eran budistas, se
les enseñó capacidad de percepción, un estado de
alerta en el que la mente no se queda atrapada en
pensamientos y sensaciones sino que permite su ir y
venir, como si estuviera viendo el lento discurrir de
un río. Ocho semanas después, el doctor Davidson se
encontró con que las partes del cerebro de estas
personas que contribuyen a la formación de las
emociones positivas se habían vuelto mucho más
activas.
Las conclusiones de estas investigaciones son
meridianamente claras: el mundo necesita en la
actualidad ciudadanos y dirigentes capaces de trabajar
en la línea de garantizar la estabilidad y de
comprometerse a dialogar con el enemigo, con
independencia del tipo de agresión o de ataque que
puedan haber sufrido.
Merece la pena llamar la atención sobre el hecho de
que estos métodos no sólo resultan útiles sino que
además son baratos.No hacen falta fármacos ni
inyecciones. No hay que hacerse budista ni adoptar
ninguna fe religiosa en particular. Todo el mundo
tiene la posibilidad de llevar una vida pacífica y con
sentido.Cada uno en la medida de nuestras fuerzas,
debemos tantear la posibilidad de convertir esa vida
en realidad.
Yo me esfuerzo por llevar a la práctica estos métodos
en mi vida diaria. Cuando oigo noticias desagradables
-especialmente, los trágicos relatos que suelo oír de
labios de mis compatriotas tibetanos- mi respuesta es,
naturalmente, la tristeza. Sin embargo, al situarla en
mi contexto, resulta que puedo asimilarla
razonablemente bien. Además, los inútiles sentimientos
de cólera, que no sirven más que para envenenar la
mente y amargar el corazón, raramente surgen, ni
siquiera a resultas de las peores noticias.
Por el contrario, la reflexión demuestra que la mayor
parte de nuestro sufrimiento no nos lo producen causas
exteriores, sino fenómenos internos como el
surgimiento de emociones perturbadoras.El mejor
antídoto contra estas perturbaciones resulta ser el
reforzamiento de nuestra capacidad para controlar
dichas emociones.
Si la Humanidad va a sobrevivir, la felicidad y el
equilibrio interior resultan cruciales. De no ser así,
lo más probable será que las vidas de nuestros hijos y
de sus hijos sean desdichadas, desesperadas y breves.
El desarrollo material contribuye, sin duda alguna, a
la felicidad (hasta cierto punto) y a un confortable
nivel de vida. Sin embargo, el desarrollo material no
es suficiente.Para alcanzar un nivel más profundo de
felicidad nosotros no podemos prescindir de nuestro
desarrollo interior.
La calamidad del 11 de Septiembre de 2001 fue la
prueba evidente de que la tecnología moderna y la
inteligencia humana pueden llevar a una destrucción
inconmensurable si las guía el odio.
Unos actos tan terribles constituyen un síntoma
violento de un estado de aflicción mental. Para dar
una respuesta prudente y eficaz, es preciso que nos
dejemos guiar por un estado mental más saludable, no
sólo con el propósito de evitar que se aviven las
llamas del odio sino para responder con mayor acierto.
Haríamos bien en tener presente que también en este
frente interior puede librarse la guerra contra el
odio y el terror.
Por TEMIALTE a Ago 29, 2005 | Responder
Me ha encantado tu página. Gracias por tomarte la
molestia de traducir e incorporar los artículos. Me
gustaría que, si sabes, me recomendaras un libro sobre
sistemas de meditación dirigidos a lograr los estados
de emoción positiva sostenida de los que tratan los
estudios de Davidson y, en general, tu página.
Gracias de nuevo
Por el brujo don carlos a Ago 29, 2005 | Responder
Gracias por tus comentarios, Temialte.
No me atrevería a recomendar ningún libro, pero aquí
queda tu pregunta, por si algún lector de este weblog
quiere hacer alguna recomendación.
Un saludo
Por anonymous a Ago 29, 2005 | Responder
EXISTE DENTRO DE LA MEDITACIÓN VIPASSANA UNA TÉCNICA
CONOCIDA COMO METTA-BHAVHANA, CUYO OBJETIVO ES LA
CREACIÓN DE UN 4STADO DE CONCIENCIA COMPASIVO.
SE LA DETALLA EN EL LIBRO DE WILLIAM HARDT “VIPASSANA”
(ED, EDAF).
SIN EMBARGO ESTE TIPO DE TÉCNICA ES PRACTICADA DE UNA
FORMA U OTRA POR LAS DIVERSAS ESCUELAS DE MEDITACIÓN
BUDISTA.
CUALQUIERA TE PUEDE SER ÚTIL.
SUERTE.
Por Delia a Ago 5, 2006 | Responder
Me pareció excelente el artículo. Practico la
meditación Vipassana, aunque estoy muy en los
comienzos y lo que he visto en gente que está mucho
más avanzada que yo es que los cambios a nivel
emocional y mental
son acentuados.
Por ana chia de brou a Ago 21, 2007 | Responder
holame encanto leer sobre los efectos de la meditacion
budista ,hace tiempo que tengo recortes sobre este
tema y sigo investigando mas datos sobre los
experimentos realizados en algunas universidades
norteamericanas,los investigadores en
neurociencias,leo gracias a internet este articulo de
ustedes.saludos y gracias por todo ana
Por María Aguilar Ruiz a Ene 26, 2008 | Responder
Me interesa la filosofía budista.
Ley Causa-Efecto: Nuestras experiencias presente, son
el resultado de nuestras acciones pasadas y la causa
de esperiencias futuras.
Leo todo lo que está a mi alcance, sobre todo de la
colección Dharma (doctrina de Buda),libros de Osho,
etc.
Que todos los seres disfruten de bienestar mental y
físico y que se establezca la Paz entre las personas
por toda la extensión del planeta.
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