viernes, 19 de septiembre de 2008

Comentario libro " a cada cual su cerebro"

NEUROCIENCIA + PSICOANALISIS

Intentan establecer un puente entre disciplinas antagónicas


El libro "A cada cual su cerebro", de los suizos Francois Ansermet y Pierre Magistretti, intenta romper con el antagonismo histórico entre las neurociencias y el psicoanálisis y establecer un puente entre ambas disciplinas a través de un concepto clave hoy para la neurobiología: la plasticidad neuronal.

Por Mora Cordeu

Francois Ansermet es psicoanalista y profesor de psiquiatría juvenil en la Facultad de Biología y Medicina de la Universidad de Lausanne y Pierre Magistretti es profesor de neurociencias en la Escuela Politécnica Federal y en la Universidad de Lausana.

Los autores conversaron con Télam sobre los ejes centrales del libro -recién publicado por editorial Katz- en el intervalo de un seminario dictado en la Asociación Psicoanalítica Argentina, que lleva el sugestivo título de "Neurociencias y psicoanálisis: un futuro posible".

Ustedes sostienen que el cuerpo juega un rol clave en la vida psíquica y emocional de las personas...

La idea base es que toda experiencia vivida va a dejar una huella sináptica, es decir un conjunto de conexiones entre neuronas. Es como un edificio con muchas ventanas iluminadas que definen una imagen. Se podría decir que la huella de una experiencia es como esos millares de rectángulos iluminados.

Pero también sabemos desde tiempos de William James y más recientemente de Antonio Damasio que a toda percepción está asociado un cambio del estado somático. Es decir, las huellas dejadas por la percepción están asociadas a estados del cuerpo y por lo tanto cuando se reactivan las huellas sinápticas también lo hacen los estados somáticos asociados, vinculados a esas huellas.

¿Eso habla de una realidad psíquica interior que percibe el cuerpo?

Sí, ya no es posible localizar el espíritu sólo en la cabeza. Se ha virado a una visión que implica al cuerpo y que modifica la relación centro-periferia. No es posible tener una visión del cerebro como si fuera una computadora, porque está asociado al cuerpo y a la lectura de los estados somáticos. La cuestión del placer y el displacer, de la anticipación del placer es fundamental en el acto del sujeto. Se reencuentra allí lo que Freud decía: que el juicio de atribución, de placer o de displacer, tiene un rol preponderante en la vida subjetiva.

Vuelvo al concepto central del libro, el tema de la plasticidad neuronal, ustedes sostienen que es un punto de encuentro entre psicoanálisis y neurociencia.

El psicoanálisis y la neurociencia son muy diferentes como campos, pero tienen una pregunta común en torno de la pregunta de la plasticidad de la huella.

La huella sináptica ¿sería un correlato fisiológico a la huella psíquica de Freud?

Sí, no es una analogía, es una realidad, la experiencia deja una huella en la red neuronal. Y lo que enseñan las neurociencias es que esas huellas se reasocian unas con otras, crean una realidad alterna inconsciente que es diferente de la realidad que dio origen a la huella.

A partir de ahí hay una paradoja complicada quizás para transmitirla sencillamente: la experiencia deja una huella y por lo tanto una idea de continuidad, pero como las huellas se reasocian el mecanismo de la plasticidad crea una discontinuidad y por lo tanto una libertad. No todos los psicoanalistas comprenden esto, muchos ven una continuidad entre la percepción y la inscripción. Es algo muy particular comprender que la plasticidad es un factor también de discontinuidad.

Si la experiencia deja una huella, podría decirse que es muy determinista: todo lo que ocurre se inscribe de manera definitiva. Ahora bien por ese mecanismo de reasociación -por la plasticidad- se crea esa discontinuidad que abre el sujeto a lo imprevisto, a la libertad.

Esos mecanismos ¿son resignificantes...?

Son nuevamente significantes de una nueva realidad separada y libre.

¿Y cómo se convierte esa huella, ese significante, en significado? ¿Cuáles son los mecanismos?

Esa es la pregunta central de la neurobiología actual, no solamente por la pregunta en sí misma sino cómo la percepción se re-traduce en imagen, en representación, y eso por el momento lo ignoramos. Pero sí sabemos, por el contrario, cuales son los mecanismos que facilitan la reasociación de la huella.

Por mucho tiempo pensamos que aquello que reactiva una huella es un modo de consolidarla. Pero de modo sorprendente sabemos que cuando se reactiva una huella, cuando se la recuerda, esa huella se vuelve lábil, tiene diferentes destinos potenciales. Uno es el reforzamiento pero el otro, mucho más interesante, es que le permite a la huella reasociarse con otras huellas y ese proceso de reconsolidación -que no es un buen término porque remite sólo a reforzamiento- es un dato neurobiológico, no es una especulación.

¿Da lugar a lo imprevisible?

Absolutamente, el mecanismo de plasticidad crea una discontinuidad y en el fondo va a haber una singularidad que es imprevisible. Las neurociencias definen mecanismos universales pero esos universales se convierten en únicos e impredecibles.

Por eso titulamos el libro "A cada cual su cerebro", ya que el psicoanálisis y las neurociencias se reencuentran en el irreductible punto de la singularidad. El modo de decirlo es afirmar que estamos biológicamente determinados para no estarlo.

Estamos programados para dejar lugar a lo imprevisto, a lo inesperado, a lo único. Además por ese mecanismo de plasticidad uno no utiliza dos veces el mismo cerebro.

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